martes, 7 de octubre de 2008

Un arma cargada de futuro

Hoy he conversado y he recuperado una conversación sobre cómo enfocar y como provocar un cambio en el mundo, un cambio a mejor por supuesto. Y de cómo debe hacerse, de golpe, poquito a poquito, persiguiendo un ideal o viviéndolo...
El caso es que me vino a la cabeza Gabriel Celaya y la poesía como arma cargada de futuro. Mientras voy buscando un vídeo en youtube porque me apetece escuchar la canción que hizo Paco Ibañez sobre esta poesía voy pensando en lo mucho que he escuchado a este hombre cantar grandes poesías desgarradoras y removedoras de conciencias escritas por los más grandes, y lo mucho que influyeron en mi manera de pensar y de sentir la libertad y la necesidad de cambios.

Y mira tu por donde me encuentro con lo que buscaba en ración doble, por un lado la canción y la poesía, y por otro lado esta pedazo de introducción.



Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Anda que no me habré escuchado los poemas que canta...
Me produce una extraña (casi olvidad) sensación en el pecho (tierno recuerdo) cuando vuelvo a escucharlo después de tanto tiempo...

Imagino que habrás escuchado esta http://www.youtube.com/watch?v=AY12hxrtMTc

(muy interesante)

-->Javi