lunes, 29 de octubre de 2007

Sentimiento scout

El sentimiento que me hubiese gustado plasmar antes en el blog es algo que para mi es muy importante, y como tal nunca he encontrado las palabras exactas para definirlo y transmitirlo. Pero mi amigo Gabo ha hecho algo con lo que sí que logra ese sentimiento, o por lo menos para mí me remueve desde dentro.
Quizá porque ha sido el primer campamento que dirijo, quizá porque ha vuelto a ser un campamento de los que hace mucho tiempo que no se hacían, o quizá por que simplemente es un campamento scout más. El caso es que viendo algunas de las imágenes y recordando algunos de los momentos de este campa, pues me emociono.
Para todos vosotros, los que hacéis posible que esos quince días sean mágicos.



domingo, 14 de octubre de 2007

El espejo del alma


Seguro que todo el mundo conoce esta imagen (si pinchas en la foto se ve en condiciones). Se trata de una foto de Steve McCurry, considerado uno de los mejores fotógrafos del mundo.
Ganó un premio muy importante de fotografía con ella, y no es para menos.

Según dicen, la foto la sacó en un campo de refugiados afganos llamado Nasir Bagh en Peshawar (Pakistán), fue un momento, casi sin quererlo, el gesto exacto y apretar el botón en el momento idóneo y esos ojos darían la vuelta al mundo en 1987 en la portada de National Geographic.

Solo la foto en sí ya sería motivo de mención, pues esos ojos, por lo menos para mí, provocan muchísimas sensaciones, muchas más que lo que yo pudiese escribir aquí. Pero es que además viene acompañada de una historia y de otra foto que todavía intensifican más las sensaciones que produce.

El fotógrafo, Steve McCurry, quiso volver a encontrar a la chica afgana a la que le sacó la foto, en aquel entonces la niña tenía 13 años, y fue 17 años después cuando volvió a la zona fronteriza entre Afganistán y Pakistán para buscarla, hacer un análisis del iris con un escaner y encontrar a la chica de la cual no sabía ni su nombre.
Estuvo buscándola durante bastante tiempo, acompañado por un reportero amigo suyo que vivía en el país. Obtuvieron muchas pistas falsas, mujeres que se la parecían mucho pero que no eran, e incluso le dijeron que había muerto a los 13 años. Steve se volvió a Estados Unidos sin encontrarla y dejó a su amigo encargado de la búsqueda.
Al tiempo Rahimullah (el amigo reportero) encontró al hermano de la chica, (esta vez sí) y después de pedir permiso a sus tres hermanos y a su marido pudieron comprobar que realmente era ella. Se llamaba Sharbat Gula.
Steve McCurry volvió en seguida y ya con permiso pudo fotografiar de nuevo a Sharbat.
17 años después se puede apreciar en la fotografía el desgaste de ser refugiado, de la discriminación que sufren las mujeres afganas y hasta puede que por el paso del tiempo.
Sin embargo hay algo que aunque cambia, sigue produciendo las mismas sensaciones, esa mirada, más vieja y más cansada, pero con la misma fuerza, y el mismo misterio...

Dicen que la mirada es el espejo del alma... Pues a mi lo que me parece es que la que te mira dentro del alma es ella.

¿A vosotros que os parece?

lunes, 8 de octubre de 2007

Instrucciones para subir una escalera

Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se situó un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.

Historias de Cronopios y Famas
Julio Cortázar