miércoles, 20 de junio de 2012

Repaso

Hoy se me ha ido la olla completamente. Van a ser casi las seis de la mañana y aún no me he ido a dormir. ¿El motivo? Le he hecho un repaso a los últimos 7 años de mi vida... ¡7 años! hace que empecé a escribir mi primer blog en bitácoras con 19 añitos recien empezado la carrera que comenzaba con una descripción de qué quería que fuese el blog y de quien era yo.
Normal que me acueste tan tarde por otro lado, 7 años son muchos.
La verdad es que la idea del blog sigue siendo la misma con la que inicié y de alguna forma es como mi pequeño diario donde entrego subidones, bajones y cosas que me interesan. Han pasado muchas cosas en este tiempo y por supuesto siguen pasando cosas ahora mismo, pero echar una mirada hacia atrás hace reflexionar. rescatar cosas que creía perdidas y sacar bonitas conclusiones que me recuerdan a la sensación de un trabajo bien hecho.
Os explico un poco más: Llevo varias semanas con un cólico nefrítico de baja y pasando bastante dolor por un pedrusco de casi un cm de grande que no quiere moverse de ahí. Y para poder sacarlo hay que romperlo y hacer varias historias médicas, que necesitan de tres intervenciones (fáciles) en el quirófano. hace unos días tuve la primera. Y gilipollas de mi (por que no tengo otro calificativo) me leí todo lo que te puede pasar con la anestesia general... que entre otras te puede matar.

Todo fue bien hasta el mismo día por la mañana, antes de la operación, en el que me quedé solo en casa y me invadió de pronto una terrible tristeza, no sabía si llamar a alguien, o irme a casa de mi madre o que hacer... más tarde supe que lo que me pasaba era que estaba acojonado. Pero en ese momento solo pensaba en la posibilidad de que igual en unas horas... se acababa todo. La posibilidad era remota, pero estaba ahí (y está que me quedan dos quirófanos más). El caso es que me entraron muchas ganas de escribir unas lineas cortitas a todas las personas que conozco, despidiendome y diciendoles algo que pudiesen recordar de mi. Con el poco tiempo que me quedaba no podría escribir a todos, así que empecé a reducir la lista y pensé en escribir solamente a las personas que habían sido importantes en mi vida. ¿Y sabéis que pasó? Que tampoco me hubiese dado tiempo. Sois muchísimas y no podía reducir la lista, por haber vivido cosas con vosotros, por haber aprendido, por haberme sentido orgulloso, por haberos querido... En ese momento pensé en cuantos locos pensarían en hacer alguna cosa así y sobre todo en si alguno tendría la suerte y la alegría de tener a tanta gente a la que escribir. Y se me pasó esa sensación de angustia.
La operación salió bien, y luego en el hospital, en los poquitos ratos que me quedaron para estar solo por que todo el mundo se iba enterando (y eso que tampoco quisé contar a los cuatros vientos lo de la cirugía) y me escribía o llamaba por teléfono, pensé en que había sido una tontería pensar que iba a morir y que no debo fiarme tanto de lo que pone en internet. De hecho me dió un poco de vergüenza y me resulta más fácil hablar de algo así `por aquí que en persona con nadie.

¿Por que os cuento todo esto? Por que ahora mismo revisando el blog me he dado cuenta de que me gusta mucho como soy y de la cantidad de gente que está salpicada por los posts, de la cantidad de gente que me ha provocado o acompañado durante subidones, bajones y reflexiones, en definitiva de la cantidad de gente que me ha hecho estar vivo y ser ese tipo que me gusta tanto. De nuevo me ha ocurrido algo parecido a lo que me dió tanta paz el día de la intervención.

Supongo que no puedo escribiros una carta a cada uno a modo de testamento por que es algo un poco macabro y realmente no me daría tiempo. Sin embargo siempre es un buen momento para deciros a todos (y todos sabéis quienes sois) que gracias a vosotros soy como soy y que habéis hecho un trabajo fantástico.
Os quiero mucho!

sábado, 16 de junio de 2012

Genial canción que acabo de descubrir. Merece la pena escucharla entera sin duda.



viernes, 1 de junio de 2012

Tormenta marina


Fueron tres horribles días luchando contra el mar. La lluvia que le empapaba, el viento gélido nocturno que venía desde lugares lejanos e inalcanzables que golpeaba sus manos desnudas y mojadas haciendo que un dolor intenso le impidiese agarrar las cuerdas y aparejos del barco, inmensas olas que parecían doblar el mar en dos y que zarandeaban el pequeño barco casi hasta volcarlo pero sin llegar a hacerlo nunca, como si fuesen un matón de patio de recreo que no deja en paz a su víctima pero la mantiene a flote para poder seguir torturándola y la niebla se espesaba impidiendo que pudiese ver más allá del pequeño infierno que le rodeaba y nublando sus ánimos. Tres días en los que apenas comió ni bebió y prácticamente no pudo dormir nada. Tres días en los que cualquiera hubiese desistido y se hubiese rendido. Pero cuando una persona con alma de marinero se propone llegar a algún sitio no se rinde nunca. Le pasa también a los alpinistas que no pueden desistir hasta haber coronado cima, le ocurre a los trapecistas hasta que no logran hacer perfecto ese salto mortal.
Durante tres días no desistió y luchó contra un enemigo al que no podía vencer, porque tenía que hacerlo, porque había nacido para lograrlo, porque sabía que ella le estaba observando, y si no era así no importaba porque imaginaría que le estaba acompañando, porque en su mente le hablaban todos sus compañeros y sus amigos y no podía defraudarles.
Cuando la tormenta pasó el pequeño barco se encontraba muy dañado, deslizándose suavemente sobre las aguas en calma de un océano inmenso en el que no se veía fin por ningún horizonte. Lo había logrado, no sabía donde estaba, pero lo había logrado, ahora era todo calma y soledad. Y cuando por fin estuvo seguro de que realmente estaba solo, en un rincón del mundo donde nadie podría saber jamás que pasa, entonces se armó de valor una vez más y lloró por todas las cosas por las que nunca había podido llorar.