jueves, 25 de agosto de 2011

Ética policial y peregrina

Llevo varios días dándole vueltas al tema de la violencia, sobre como se trata de algo democráticamente intolerable en casi cualquier ámbito social pero es un medio justificado para actuaciones policiales y seguridad y defensa en general. Y no sé hasta que punto la violencia para estos procedimientos sigue siendo tolerable si queremos construir una sociedad justa y democrática.

Saber que los policías no tenían un protocolo de actuación en las cargas policiales, que los mandos policiales permiten que se vaya por una calle, cuando no hay masa de gente, golpeando al que se cruce por allí (a los videos me remito). Y que nunca se ha contemplado otras posibilidades para detener a los que revientan las manifestaciones (que sabemos que son pocos e identificables) sin arrasar con el resto de personas que están allí, me da miedo y me hace plantearme si no estoy siendo hipócrita cuando hablo a mis educandos de que no debemos ser violentos y que no debemos agredir a otras personas.

Hoy leo en el periódico un artículo escrito por mi primo, al que admiro, y me quedo especialmente con este párrafo que os transcribo:
"No tengo ninguna duda de que la policía es imprescindible para construir una sociedad justa, ni tampoco dudo del compromiso civil y de la buena voluntad de muchos agentes que seguro se habrán indignado al ver actuar a sus compañeros. El problema es que a los policías demócratas no les vemos ni les escuchamos nunca. Los sindicatos policiales son especialistas en justificar lo injustificable y los responsables de Interior del PSOE parecen discípulos de Fraga y de Martín Villa; solo le falta ya al bueno de Camacho ir a ver a los heridos como hicieron los ministros franquistas después de la represión de Vitoria en el 76"

Genial primo.

Aquí podéis leer el resto del artículo: http://www.publico.es/espana/392889/mi-primo-el-de-bilbao-o-quien-da-las-hostias-en-madrid


Y es que es verdad... tantas lanzas rotas en discusiones y debates a favor de los policías: es su trabajo, cumplen ordenes, no todos son así, etc. pero luego no se les vé. A mi se me acaban los argumentos para defenderles si no son capaces de asumir una ética y un compromiso cívico.

Creo firmemente que las palabras se las lleva el viento y que al final lo que quedan son los hechos. Podrá haber 4 gamberros violentos que revienten las manifestaciones y todos nos llevemos el calificativo de perroflauta y de violentos. Podrá haber 4 (o 10) policías descerebrados que reparten leña sin ningún escrúpulo y que hagan pensar a una gran parte de la sociedad que la policía es represora. Pero si entre estos colectivos no salen voces que inicien las acciones contrarias, no violentas, que demuestren que la realidad no es esta, si eso no pasa, entonces será verdad que tanto unos como otros somos cómplices de la violencia y la apoyamos. No vale solo con decir “no todos somos así”.

Ampliando un poco más esta reflexión, durante los días que ha estado el Papa en Madrid, con las movilizaciones y la invasión de la JMJ me he quejado de los peregrinos, frente a muchas voces que se alzaban y que me decían que ellos no tenían la culpa, que solo venían a un acto a profesar su moral católica, que esto no era culpa suya. No, efectivamente culpa suya no era, pero tampoco han tenido reparo en plantearse si las formas de hacerlo, que han secundado, son las correctas, y de eso si que tienen culpa. Por encima de las morales (que tienen un factor y una carga cultural concreta de cada grupo que las profesa) hay una ética (que es universal y aplicable a todos los seres humanos). Si por profesar mi moral y mis creencias entro en disonancia con ese civismo que debe primar, como ser humano debo plantearme si puedo hacer las cosas de otra forma. ¿Por qué me subvencionan? ¿Quién paga todo esto y por que lo pagan? ¿Por qué me protege la policía, frente a quién? ¿Este aeródromo se construyó para hacer vigilias o tiene otro uso? ¿Cuando deje los restos de mi comida en el suelo y toda mi basura quién asume esas limpiezas?... etc.

Cuando se acude a un acto o se va a realizar algún evento de este tipo, uno debe preguntarse cómo se sustenta el acto, que repercusiones va a tener y si su forma de comportarse va a ser la adecuada, y si las evidencias te dicen que, aunque el fin sea bueno, los medios no lo van a ser, uno debería replantearse si debe sumarse a ello, es exigible a cualquier ser humano. Y la inmensa mayoría de los peregrinos no lo hicieron, por lo que si que son responsables.