martes, 29 de marzo de 2011

Campos de refugiados

Acabo de leer una artículo en El País que me ha gustado mucho. Lo comparto por aquí.

http://blogs.elpais.com/3500-millones/2011/03/sabes-que-es-un-campo-de-refugiados.html


Movido un poco por el desconocimiento sobre cómo funciona un campo de refugiados y sorprendido al ver que no pueden trabajar en otra cosa que no sea el campo, he buscado información sobre los campos de refugiados y he encontrado este blog en el que explica muy bien muchos detalles de estas situaciones (y de muchas otras, la verdad es que el blog está muy bien).

http://urblog.org/index.php/Mundos/2008/01/07/p267

Los derechos humanos dicen:

Artículo 14.

  • 1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.

  • 2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.

Este asilo consiste en vivir en instalaciones pasajeras, que por su condición de campo de refugiados suelen tener agua limitada, comida limitada, no tener estructuras edificadas para vivir sino tiendas de campaña o chozas, imposibilidad de asentarte, trabajar o ganar autónomamente la mayoría de los recursos necesarios para vivir sin que se los tenga que dar una organización, ir a vivir otro sitio que no sea el campo de refugiados. Que por otro lado es normal, los países anfitriones ceden un terreno para acoger temporalmente a una población, no para construir una nueva ciudad.

El caso es que estas situaciones terminan por no ser transitorias, y situaciones como el campo de refugiados de palestinos en Líbano o el de los saharauis en Argelia que llevan ya 30 años se convierten en verdaderos infiernos y situaciones de miseria.

Artículo 15.

  • 1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.

  • 2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.

El artículo 15 nos da derecho a una nacionalidad. Tener una nacionalidad es algo más que pintarse la cara cuando juega la selección o sentirse parte de un lugar. En mitad del siglo XX, cuando las naciones se masacraron unas a otras en la II Guerra mundial, una vez acabó la tormenta se planteó el Estado de derecho, mediante el cualquier estado debe comprometerse a cuidar de sus ciudadanos, ofrecerles unos derechos básicos y brindarles la posibilidad de tener una educación, un medio de sustento, una vivienda, una infraestructura sanitaria (en algunos casos gratuita), etc. para evitar que nadie volviese a vivir en una situación parecida. Cuando tu país desaparece, se ve inmerso en una catástrofe que imposibilita la vida, está en un estado de transición y guerra permanente para ser otro país diferente, o simplemente nada funciona como debiera (si queréis leed un poco e informaros sobre qué ocurre actualmente en Somalia), la opción de muchas personas es emigrar (en masa) a otros lugares donde nadie les asegura esos cuidados mínimos para vivir sino que son para sobrevivir. Tu país no te reconoce ni te puede dar su protección y el país vecino sobre el que vives no te considera su ciudadano, eres un apátrida, no tienes nacionalidad y no se está cumpliendo tu derecho.


Al final del post de Urblog aparecen tres citas sobre los campos de refugiados, las recojo y las plasmo aquí.

La primera, una larga cita de la novela Afghanistan, Where God Only Comes To Weep, de la escritora iraní Siba Shakib: "Shirin-Gol no puede recordar lo que pensó que sería un campamento de refugiado...s. Tal vez creyó que sería un lugar amistoso donde había gente que cuidaba de los refugiados, les daba la bienvenida y les consolaba en un ambiente agradable. Tal vez pensó que un campamento de refugiados era un lugar limpio donde cada familia tenía una choza, donde había escuelas, médicos, enfermeras. Quizá pensó que en el campamento de refugiados recuperarías todo que perdiste en la guerra: ropa, camas, mantas, potes, zapatos, peines, cuadernos, libros y todas las demás cosas que se hacen necesarias cuando has escapado de casa”.

“Pero desde luego Shirin-Gol nunca se imaginó que un campamento de refugiados fuera un lugar donde se grita y escupe, donde ella misma tuvo que vivir en una tienda llena de agujeros y jirones, que apestaba, que carecía de todo pavimento y había que sentarse y dormir sobre la tierra desnuda de Dios. Nunca pensó Shirin-Gol que en un campamento de refugiados no habría alimentos, ni agua, ni nada que comer, ni potes ni nada de nada salvo que pudieses pagarlo, a no ser que una organización de ayuda te registrara y te diese una cartilla de alimentación, una cartilla general, una cartilla de colchón, una cartilla de pozo, una cartilla de médico, una cartilla “sea lo que sea lo que puedas pensar”.

La segunda cita es de un miembro de MSF, Amaia Esparza: "No es una exageración decir que en los últimos 20 años, el tejido social se ha resquebrajado. El hecho de vivir en campos ha desestructurado la vida de muchos. El alcoholismo y la violencia, especialmente la doméstica, son habituales. Nos ocupamos sólo de la punta del iceberg… en los campos las personas no viven, sobreviven. Sólo eso."

Y la tercera, la más sintética, corresponde a millionsoulsaware.org: “Esto es un campo de refugiados, un lugar que ninguno de nosotros habitaríamos libremente”.


miércoles, 23 de marzo de 2011

El cáliz de fuego

Hace muchos años ya que bebí, de forma casual, de aquel Cáliz de Fuego. Se trataba de algo muy cotizado, buscado por muchos expertos (expertos como en el que me convertiría yo más adelante) por las propiedades que tenía sobre las personas.

Una vez bebí sentí fluir por mis venas la fuerza y la pasión que mueve el mundo, la materia de la que están echos los sueños, capaz de impulsar al hombre para querer ir a la luna e incapaz de formularse de forma tangible para el resto de los lógicos y pensantes otros... Ay! Ilusos, si supieseis escuchar donde todo el mundo os ha dicho que no lo hicieseis...

Desde entonces, y movido por la fuerza del brebaje del Cáliz, he caminado kilómetros persiguiendo al malvado Transfer, he escapado de campos de concentración, y de orcos, y de soldados galácticos del Imperio. Me he perdido por las selvas de Seeone, he navegado en ríos a bordo de troncos amarrados, y he tenido que arrancar maleza para poder comer y beberme el líquido de los mejillones en conserva para poder resistir un sol abrasador. He dormido en lo alto de los árboles, cerquita de las estrellas y mecido por el viento y ha reposado mi cuerpo bajo tierra mientras escuchaba el murmullo de un río cercano. He cantado y bailado alrededor del fuego danzas ancestrales hasta caer exhausto y en mi cabeza puedo recordar himnos que solo algunos pocos y yo conocemos. He cazado mamuts, dirigido veloces ejércitos contra una bandera que debía hondear en otro campo, he sobrevivido en un “arca de Noé” apiñado con todos los de mi especie mientras caía otro diluvio universal. He hablado con ermitaños de larga barba blanca que protegían las riberas de los ríos. He dirigido submarinos y construido máquinas del tiempo que me han llevado a la edad media y al futuro, y a todos los lugares que he necesitado. He construido un iglú, subido montañas y escalado laderas. He visto a mi animal totémico, hablé con él y me dijo que el ser humano tiene los límites que él quiera ponerse. Después lo comprobé con mis propios ojos. He visto caer compañeros y he llorado, y he visto resurgir a otros caídos y he entendido las diferencias del ser humano. También he visto a otros probar el Cáliz e imbuirse de esa sed de aventuras y ese hambre de vida...

Y de pronto un día se fue... el brebaje del Cáliz dejó de hacer efecto, o eso parecía al menos. Un hueco, una sensación de vacío se quedaba alojada en alguna parte. Lo bueno es que en todas esas aventuras y peripecias vividas aprendí donde volver a encontrar el Cáliz siempre que lo necesite, y de alguna manera, mi pócima mágica me acompaña donde quiera que voy.



martes, 8 de marzo de 2011

La Poeta

Y después de muuucho tiempo sin intención de volver a escribir en el blog, retomo hoy, día Internacional de la Mujer, con una poesía de Gloria Fuertes, en la que se le da a esta palabra el genero que debería tener.

LA POETA

La poeta se casó con el poeto
Y en vez de tener un niño
Tuvieron un soneto.