jueves, 13 de septiembre de 2012

Celtíberos

Recuerdo haber hecho una excursión con el colegio cuando tenía diez u once años al Jardín Botánico de Madrid. Allí el guía que dirigió la visita consiguió engatusarme y contarme cosas que todavía hoy no he olvidado... Entre ellas lo mucho que sabía sobre la naturaleza un amigo suyo que era scout.
Y lo que os voy a contar que hace poco ha venido a mi mente.



Existe un árbol milenario, en peligro de extinción y realmente bonito llamado Tejo. Este árbol poblaba buena parte de España y su madera, para su desgracia, era excelente para hacer arcos y gaitas que los pueblos celtas y celtíberos se encargaron de utilizar.
Para ellos el tejo era un árbol mágico que veneraban. Cuando un chico celta estaba enamorado de una chica y la rondaba, hacía que se enterase de que esa noche colocaría una rama de tejo en su ventana. Si la chica no aceptaba guardaría la rama de tejo en su casa, si por el contrario aceptaba el cortejo la tiraría al suelo, de forma que él la vería tirada al día siguiente.
Esta costumbre se ha mantenido en el tiempo y en Asturias y zonas del norte, variando un poco. Lo más bonito de esta historia es que de esta costumbre viene la expresión que todavía hoy seguimos usando “Tirar los tejos”.



En España los celtas y los celtíberos estaban asentados en el norte de la península y fueron unos de los rivales contra los que tuvieron que luchar los romanos para conquistar Hispania, y en concreto fue una tremenda batalla la que se libró en Numancia.
Allí los numantinos decidieron que no se rendirían ante Roma y que lucharían hasta el final mientras les quedasen fuerzas. La lucha duró veinte años en los que la ciudad se encontró sitiada, las fuerzas romanas estuvieron desmoralizadas y mermadas durante los inviernos, y cuando por fin Roma consiguió organizarse gracias a las órdenes del general Escipión y poner en jaque a la ciudad la mayoría de los numantinos decidieron suicidarse antes que vivir privados de su libertad.
Os copio un párrafo que me ha impactado de este blog que me ha inspirado:
“Los historiadores romanos cuentan, con tremendo dramatismo, como los padres dieron muerte con sus espadas a sus hijos y esposas antes de suicidarse. Los que no murieron se entregaron a Escipión. Su imagen impactó a los romanos. Los supervivientes parecían salir del mismísimo infierno: Cabellos largos y sucios, harapos cubriendo los cuerpos, olor a podredumbre, ojos enrojecidos, labios cortados y llenos de llagas, dientes mellados y amarillentos, uñas largas. Pero lo que más impresionó a los romanos fue la penetrante mirada de los numantinos, cargada de rencor, que transmitía un odio eterno a Roma. “
Por último y para acabar unas palabras del genio Eduardo Galeano. No estoy seguro de si es del todo cierto o no lo que cuenta, aunque supongo que sí, pero nunca lo he contrastado. Igualmente a mi me gusta y cada 31 de diciembre tengo algo importante por lo que brindar.

“Y para terminar, otro homenaje a la memoria. Una historia también antigua, pero no tanto.
Seis siglos después de su fundación, Roma decidió que el año empezaría el primer día de enero.
Hasta entonces, cada año nacía el 15 de marzo. No hubo más remedio que cambiar la fecha, por razón de guerra.
España ardía. La rebelión, que desafiaba el poderío imperial, obligó a Roma a cambiar la cuenta de sus días y los ciclos de sus asuntos de estado.
Largos años duró el alzamiento, hasta que por fin la ciudad de Numancia, la capital de los rebeldes hispanos, fue sitiada, incendiada y arrasada.
En una colina rodeada de campos de trigo, a orillas del río Duero, yacen sus restos. Casi nada ha quedado de esta ciudad que cambió, para siempre, el calendario universal.
Pero a la medianoche de cada 31 de diciembre, cuando alzamos las copas, brindamos por ella, aunque no lo sepamos, para que sigan naciendo los libres y los años. “



3 comentarios:

TRABAJO ARTESANO dijo...

No tenia idea de esta historia que cuentas. Siempre es bueno informarse.

Con tu permiso seguiré leyéndote.

Un saludo desde Asturias

Gema Mónica dijo...

Me ha encantado la historia de los tejos. La del comiezo del calendario en enero ya la conocía porque me la habían contado en una visita guiada a Numancia, pero siempre es grato volver a leerla.

Gema Mónica dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.