jueves, 15 de octubre de 2009

Nanas de la cebolla otra vez

Creo que alguna vez ya puse lo que voy a poner pero hoy va dedicado a los dos padres que miraban y besaban a un bebé de más o menos un mes. Ya podía desaparecer el bar en el que setaban que ellos no se iban a dar cuenta.

Y así vuela sobre mi cabeza el poema que le escribe Miguel Hernandez a su mujer y a su hijo bebé cuando esta le manda una carta a la cárcel donde está encerrado contándole que apenas tienes tiene una cebolla para comer y que el niño le ha hecho una herida con los dientes en el pecho al mamar.

Y como remate al maestro Serrat



La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.

Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del Sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.


Por cierto, hoy he comenzado una asignatura que promete: Educacion Cívica, me la dá un profesor que ya tuve y que me encanta. Esto supone seguro futuras reflexiones que volcar aquí.

Un besote muy gordo!

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